El ciruelo pertenece a la familia de las Rosáceas, al género Prunas y la especie doméstica.
Su origen está situado en el Caúcaso y Persia. Y se trata de un árbol caducifolio de tamaño mediano con una altura máxima de 6 metros. Su corteza pardo-azulada y brillante, produce ramas alternas, pequeñas y delgadas.
Su sistema radicular es de raíces largas, fuertes, poco ramificadas y poco profundas, que emiten con frecuencia vástagos. Sus hojas son oblongas, aserradas, de colores verdes, lisos por el haz y pubescentes por el envés. Y sus flores con cinco pétalos, que aparecen en pequeños ramos cortos al año de edad, son blancas, solitarias y con pedúnculos más cortos que los de las flores del cerezo.
Su fruto es una drupa redonda u oval recubierta por una cera blanquecina (pruina), de color amarillo, rojo o violáceo, con un hueso oblongo, algo áspero y que por un lado presenta una sola costilla. Dentro del hueso se encuentran dos semillas o más frecuentemente una sola, por aborto de la otra.
Requerimientos de clima y suelo
El ciruelo es un frutal muy rústico y fácil de cultivar. Resiste muy bien las bajas temperaturas y aunque florece muy temprano, sus flores son bastante resistentes a la misma.
Aunque prefiere los climas templados, se desarrolla bien en climas relativamente fríos, con tal de cultivarlo en sitios bien abrigados. Sufre la escasez hídrica en verano y los frutos y las ramas finas son sensibles a los vientos. Puede cultivarse hasta altitudes de 700 metros.
Aguanta bien la caliza, la humedad y los terrenos compactos, debido principalmente a su sistema radicular superficial.
Variedades
El ciruelo se puede multiplicar tanto por semilla, como por vástagos o por injerto, siendo el sistema más utilizado el injerto, sobre los patrones “Franco” que se adapta a todos los suelos, excepto a los arenosos y tiene raíz penetrante, “Ciruelo San Julián” que se adapta a suelos calizos, “Ciruelo Damas Negro” que vegeta bien en terrenos ricos y sueltos, el “Mirabolano” que vegeta en tierras frescas de fondo y el “Ciruelo Mariana” que prospera bien en terrenos silíceos, frescos y comunica gran vigor a los injertos.
Entre las variedades más destacadas se encuentran:
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– “Golden Japan” (variedad japonesa). Árbol vigoroso y de gran fertilidad. Se recolecta a mediados de junio. Su fruto es grueso, amarillo claro pajizo, piel brillante gruesa y resistente, carne muy jugosa y agradable.
– “Santa Rosa”. Árbol de porte erguido, mediano desarrollo y muy fértil. Se recolecta a mediados de julio. De fruto de tamaño grande, redondeado y acorazonado. Piel de color rojo intenso. Carne amarillo ámbar y carmín claro, blanda, muy jugosa, dulce y perfumada, con sabor que recuerda a la fresa.
– “Reina Claudia Verde”. De recolección en julio-agosto. El fruto es medio redondeado, de color verde, pulpa fina y jugosa, de perfume y sabor característicos, con el hueso libre.
– “Reina Claudia de Oullins” (variedad francesa). Es un árbol vigoroso y productivo para recolecciones en la segunda quincena de julio. Su fruto es grande de color verde claro, dorado. Carne pálida muy jugosa y de sabor poco azucarado. Es una de las variedades más extendidas.
Las variedades comercializadas por Clemente Viven son ciruelo blanco “Golden Japan”, ciruelo mixto amarillo y rojo, ciruelo morado “Stanley”, ciruelo negro “Friar”, ciruelo “R. Claudia Verde de Tolosa” y ciruelo rojo “President”.
Los ciruelos comercializados por Clemente Viven, están injertados con las variedades más interesantes del mercado, basadas tanto en los gustos del mercado como en sus rendimientos de producción y facilidad de cultivo.
La presentación es en envases de cartón, bolsa o maceta en categoría “Extra” con identificación de la variedad e información básica sobre su plantación. Además, informando de los certificados que garantizan la sanidad vegetal del árbol que se ofrece.
Estos envases se presentan en expositores de madera que además de englobar un buen número de variedades, se complementan con la oferta de otras especies de frutales.
Las variedades de Clemente Viven, se presentan preplantados en sustrato. Con ello se garantiza un grado de humedad en raíz suficiente para que durante el período de comercialización, este se encuentre en óptimas condiciones. Con ello, la respuesta tras la plantación es ideal.
Cultivo
La plantación de los ciruelos se realiza durante el período de reposo invernal. Este dura aproximadamente desde la caída de la hoja en el otoño hasta la nueva brotación en primavera.
Los marcos o distancias de plantación son muy variables ya que dependen en gran medida tanto de los patrones empleados como de las distintas formaciones del árbol en sí.
Es recomendable que las distancias entre árboles oscilen entre los 4,5 X 4,5 metros para las variedades de porte pequeño y de 10 X 10 metros para las variedades más vigorosas y formaciones más libres.
Durante el momento de la plantación se eliminarán todas las posibles raíces dañadas y se despuntarán las muy largas. En las plantaciones de secano, la incorporación a las raíces con una mezcla de tierra y fungicida favorecerá su arraigo.
Se realizará un hoyo ligeramente superior al cepellón que trae de origen, se llenará de agua y cuando esta desaparezca, se pondrá la planta tras quitarle la bolsa de protección de sus raíces y se rellenará el hoyo con el resto de la tierra. Por último se vuelve a regar y ya se espaciarán los siguientes riegos según se considere su necesidad.
A la hora de abonar hay que tener en cuenta que es esencial la obtención de frutos gruesos, lo cual sólo se logra con plantas jóvenes, en terreno apropiado y bien abonado.
Casi nunca se deben abonar los frutales con flores porque tienen bajas necesidades y las cantidades de nutrientes en el suelo suelen ser suficientes. Los aportes de abono, entre unos 2 a 8 kilos por árbol de forma orientativa, deben distribuirse de forma que se apliquen 2/3 después del aclareo de frutos y 1/3 después de la recolección, para favorecer el desarrollo de yemas fuertes.
Sobre los diferentes sistemas de riego empleados se encuentran los tradicionales como son el riego por surcos y a manta, y el riego por goteo o localizado.
Los riegos se efectuarán con la frecuencia necesaria para que durante el engorde del fruto no falte y adquieran calibres mayores. Como información orientativa, los volúmenes de agua utilizados oscilan entre 1 y 1,5 litros por metro cuadrado cultivado.
La formación del ciruelo se puede realizar tanto en vaso como en palmeta. Las podas ser realizan durante el reposo invernal. Como los frutos se producen sobre todo en ramilletes de mayo, la poda de fructificación deberá conservar estos ramilletes. Las ramas de madera se podarán a principios de primavera. Los brotes anticipados también serán pinzados desde el momento en que empiecen a desarrollarse para provocar la entrada en producción más rápidamente.
Las ciruelas anuncian su maduración por el perfume especial que desprenden. El momento adecuado de maduración es cuando sacudiendo ligeramente el árbol cae algún fruto. Es recomendable recogerse a mano, procurando que la cera que recubre el fruto quede intacta.
Plagas y enfermedades
En principio, el ciruelo no tiene el por qué tener ningún problema grave durante su cultivo. Pero como cultura general, se mencionan aquellas plagas y enfermedades que se pueden llegar a producir en este cultivo.
Siempre debemos saber que si abonamos correctamente y cuidamos el cultivo desde sus inicios… se reduce notablemente los posibles problemas de cultivo.
Plagas
- • Pulgones.
Es una de las plagas más corrientes en los cultivos de huerta y frutales, causando enormes daños en las plantas que son atacadas. Entre las especies más prolíferas está, el pulgón verde del melocotonero (Myzus persicae), pulgón verde del almendro (Brachycandus amygdali) y el pulgón ceroso (Hyalopterus amygdali).
Este pequeño insecto, de una longitud aproximada de 1,5 a 2,5 mm. está provisto de un pico que clava en las plantas para chuparles el jugo. Tiene forma redondeada y su color es verde o negro.
Segregan un líquido azucarado que atrae a las hormigas. Se encuentran en el envés de las hojas y en los brotes tiernos, sobre los que a veces están en tal cantidad que los recubre totalmente.
Tratamientos con productos con materias activas a base de pirimicarb, dioxocarb, endosulfan, acefato, etiofencarb, metomilo, tiometon, etc.
• Barrenillos.
Son coleópteros (escarabajos) y las dos especies que aparecen son el Scolytus rugulosus y el Xyleborus dispar, cuyas larvas penetran en los troncos y ramas gruesas.
Tratamientos con productos con materias activas a base de mevinfos, diazinon, paration, etc.
• Cochinilla perniciosa o piojo de san José.
Ataca a toda especie de árboles frutales, tanto de pepita como de hueso, y también a numerosas plantas ornamentales, arbustivas o arbóreas.
Las larvas recién nacidas vagan durante algún tiempo por la planta, buscan un sitio donde fijar su pico chupador y cuando lo encuentran se quedan allí. En el sitio donde clavan su pico chupador permanecen durante el resto de su desarrollo y hasta su muerte.
De cara a un mejor control se recomienda aplicar insecticidas enérgicos durante el invierno, ya que al no tener hojas los árboles, no se le producen daño alguno. En este caso, los insecticidas a emplear son las emulsiones de aceites amarillos. Estas pulverizaciones se realizan al final del invierno, antes de que las yemas comiencen a hincharse.
Una vez que la planta ha brotado, los tratamientos deben de realizarse cuando las larvas hallan salido del escudo protector materno. Estas fechas suelen situarse en mayo para la primera generación, julio y agosto para la segunda y septiembre y octubre para la tercera y última.
En estos casos, tratamientos con productos con materias activas a base de metil-azinfos, fenitrotion, fentoato, paration, etc.
- • Mosca de la fruta.
Es una mosca algo más pequeña que la común. Las hembras, dotadas de un puntiagudo taladro, hacen la puesta sobre distintos frutos. Y las larvas que nacen de estos huevos, mal llamadas gusanos, son blancas, alargadas y causan daños al causar la descomposición de la pulpa del fruto.
Se pueden emplear los llamados “mosqueros”, a modo de trampas con atrayentes, para capturar los adultos que mueren al entrar en contacto con el veneno que hay en su interior.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de fention, triclorfon y malation.
• Hoplocampa del ciruelo y del peral.
El insecto se asemeja a una pequeña avispa de cuatro alas, que aparece desde mediados de marzo a principios de abril. Los adultos se alimentan del polen y del néctar. Y las hembras, con su taladro, depositan un huevo en el tejido del cáliz, en la base de los sépalos.
Las larvas nacen a los 10 días de la puesta. Se meten en el corazón del fruto y devoran el centro. Estas larvas desprenden un olor característico a chinche.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de metilazinfos, formotion, fosalone, triclorfon…
- • Arañuelo del manzano y del ciruelo.
En frutales, los daños por el mal cuidado pueden ser muy grandes, ya que destruye todas las partes verdes, y no sólo pierde la cosecha, sino que se pone en peligro la vida del árbol al quedar desprovisto de hojas.
Se trata de unas orugas de unos 2 centímetros de longitud, de color grisáceo amarillento, con dos puntos negros en cada segmento. Al vivir agrupadas en nidos sedosos, toman el nombre vulgar de “arañuelo”.
Sus ataques tienen una fase minadora, en la que pasan desapercibidas. Cuando salen al exterior, forman nidos sedosos aprisionando las hojas, desde cuyo interior las devoran. Cuando la plaga es abundante llegan las telas a cubrir todo el árbol, quedando completamente sin hojas.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de malation, triclorfon, carbaril, fention, etc…
• Zerzera y cossus.
Las orugas abren galerías en las ramas y en el tronco.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de triclorfon, fenitrotion, fosalone, etc…
• Agusanado (Cydia pomonella).
Se trata de un insecto que causa muchos daños en estos frutales y en membrillos, nueces, ciruelas, melocotones, almendras y kaquis; además favorece el desarrollo de la Monilia.
Las larvas se alimentan de las hojas hasta llegar a los frutos. Antes de penetrar en éstos, mordisquean en 6 u 8 sitios diferentes. La penetración se hace por cualquier punto del fruto. La misma oruga puede dañar varios frutos.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de fention, fentoato, fosalone, formet, etc.
Enfermedades
- • Cribado.
También conocida como “perdigonada”, provoca la destrucción de los botones de flor y las yemas de madera.
Sobre las hojas, las esporas pueden caer en el pedúnculo provocando su desecamiento, o sobre el limbo, en cuyo caso forman una mancha violácea y después un agujero, de donde le viene el nombre de cribado o perdigonada. Sobre los frutos se producen manchas en número variable de coloración roja, que puede prestarse a confusión con los ataques de piojo de San José.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de caldo bordelés, oxicloruro de cobre, ziram, tiram, zineb, captan…
• Monilia.
Este hongo provoca la podredumbre de los frutos y, a menudo, en la primavera, la destrucción de las flores. El fruto es especialmente atacado cuando está próximo a la madurez, pues la epidermis es más tierna.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de captafol, metil-tiofanato, folpet, carbendazima, etc…
- • Roya.
Esta enfermedad afecta a melocotoneros, ciruelos, almendros y albaricoqueros, provocando una defoliación prematura. Esta, produce en el haz de las hojas unas pequeñas manchas amarillas que se corresponden en el envés con otras de color pardo que al ser frotadas desprenden un polvillo color pardo claro.
Los ataques suelen comenzar en los meses de julio-agosto, por lo que a la aparición de las primeras manchitas deben aplicarse fungicidas adecuados.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de zineb, maneb, propineb, metil-tiofanato, oxicarboxina, etc.
• Gomosis.
Es una alteración de carácter fisiológico. Se produce cuando el árbol se encuentra debilitado por malos tratamientos, el cultivo en terrenos no adecuados, podas excesivas, falta de afinidad entre patrón e injerto, abonados desequilibrados, excesiva sequía o humedad persistente, ataques violentos de parásitos vegetales o animales, etc.
El método de control se basa en buscar causas de la secreción de la goma y corregirlas. Hacer las podas más moderadas, si es posible, a fin de verano: drenar el suelo, hacer correctamente los tratamientos contra las plagas y enfermedades, y sobre todo no escatimar en el abonado.
• Chancro del melocotonero y de otros frutales de hueso.
Es una enfermedad debida al ataque de un hongo denominado Fusicoccum. Su ataque comienza en las yemas de los brotes con un área necrosada de color parduzco, ligeramente deprimida, de contorno elíptico y centrado sobre la yema atacada. Cuando el chancro ha dado la vuelta al ramo, se observa el marchitamiento de la parte situada por encima de la zona atacada.
En tratamientos, utilizar productos con materias activas a base de ziram, ferban, tiram, captan…