Introducción
La judía tiene su origen en América, datando sus indicios más antiguos de cultivo sobre los 5.000 a.C. llegando a España y posteriormente con difusión al resto de Europa a comienzos del siglo XVI.
Pertenece a la familia de las Fabaceaes y su nombre científico es el Phaseolus vulgaris L. y es una planta anual de una vegetación muy rápida.
Su sistema radicular está constituido por una raíz principal con un elevado número de secundarias ramificadas, es muy ligero y poco profundo. De tallo herbáceo, en variedades enanas puede presentar un porte erguido con una altura entre los 30 y 40 centímetros, mientras que en las de enrame puede llegar hasta los 3 metros, permitiendo su enrollado alrededor de un tutor en sentido contrario a las agujas el reloj.
Sus hojas son sencillas y lanceoladas de diferentes tamaños según la variedad. Sus flores las encontramos en diversos colores únicos para cada variedad, aunque en las variedades más importantes la flor es blanca. Estas se presentan en racimos de 4 a 8.
Su fruto, la parte comestible, es una legumbre de color, forma y dimensiones variables, en cuyo interior se disponen de 4 a 6 semillas. Hay frutos de color verde, amarillo jaspeado de marrón o rojo sobre verde, etc., aunque los más demandados son los verdes y amarillos con forma tanto cilíndrica como acintada.
En cuanto al cultivo de la judía, en grano es considerado como un cultivo extensivo, mientras que la judía verde se considera netamente hortícola. Posee grandes posibilidades para la alimentación en fresco por su doble aprovechamiento de grano y de vaina y por su aporte proteico. También es importante su volumen comercializado en congelado y en conserva.
Necesidades de cultivo
La judía es una planta de clima húmedo y suave, dando sus mejores producciones en climas cálidos. La temperatura óptima ambiente de desarrollo está situada entre los 20 y 28ºC y muere a los 0ºC. Por debajo de los 12ºC la vegetación es poco vigorosa y los frutos quedan deformes, al igual que con temperaturas por encima de los 30ºC, además del aborto de sus flores.
Destacar que las humedades relativas muy elevadas favorecen el desarrollo de enfermedades aéreas y dificultan la fecundación.
La judía es una planta de día corto y la luminosidad condiciona la fotosíntesis, soportando temperaturas más elevadas cuanto mayor es la luminosidad, siempre que la humedad relativa sea adecuada.
Aunque admite una amplia gama de suelos, prefiere los ligeros, de textura silíceo-limosa, con buen drenaje y ricos en materia orgánica. En suelos fuertemente arcillosos y demasiado salinos vegeta deficientemente y en calizos las plantas se vuelven cloróticas y achaparradas. El pH óptimo se sitúa entre 6 y 7,5. Es muy sensible a la salinidad, tanto del suelo como del agua de riego.
Variedades
Según su porte se distinguen dos tipos. El de porte bajo erecto o judía enana con alturas no superiores a los 40 centímetros, precoces, menos productivas que las de enrame y de ciclo vegetativo corto. Y de porte alto o judía de enrame, con tallos trepadores que alcanzan los 3 metros y de ciclo más largo.
Las variedades comercializadas por Clemente Viven son: “Acordeón Sel 24”, “B.B.L.”, “Bacle Sel 24”, “Bina”, “Boca de Dragón”, “Buenos Aires”, Buenos Aires Roja Sel 24”, “Contender”, “Demeter”, “Fava do Caldo”, “Garrafal Oro”, Garrafón Valenciano”, “Helda”, “Maravilla de Venecia”, Patxi Sel 24”, “Perfección”, Romano Bush”, Roquencourt”,
Otras variedades importantes: «Sabinal» de vainas gruesas y planas, «Garrafales» de vainas aplastada y más ancha en el centro que en los lados, «Boby» de vaina cilíndrica o semi-cilíndrica.
En el mercado se clasifican por tipos según sus frutos y matas. Así se denominan del tipo “Perona” y tipo “Helda” las de vaina aplastada y mata alta y enrame, y tipo “Strike” de vaina redonda y mata baja.
Según el clima, las fechas de siembra más frecuentes son agosto-septiembre con recolección en noviembre-diciembre-enero, noviembre-diciembre con recolección en marzo-abril-mayo y febrero-marzo con recolección en mayo-junio-julio.
Presentación Clemente Viven
La presentación de nuestras semillas de judía las realizamos en sobres de 150 y 250 gr, cajas de 1 Kg y a granel.
El terreno y siembra
La preparación previa del terreno consiste en remover una capa de suelo sobre los 30 centímetros junto con una aportación de materia orgánica. Posteriormente se le puede aportar un abonado de fondo y se harán los caballones y regueras correspondientes para su posterior riego.
Para la siembra, el marco más frecuente al aire libre es la distancia entre líneas de 0.5 metros para variedades enanas y de 0.7-0.8 metros para las de enrame, con 3-5 semillas por golpe. Estas se cubrirán con 2-3 centímetros de tierra. La nascencia de las semillas, dependiendo de la época, puede oscilar entre los 7 y 20 días.
Cuidados
Una de las labores culturales a realizar es la de la escarda, manteniendo el cultivo limpio de malas hierbas. Para superficies pequeñas es aconsejable hacerlo manualmente desde el comienzo del cultivo. Para plantaciones grandes, es conveniente la escarda química ya que la manual incrementa notablemente la mano de obra.
En este caso, para judías verdes contra malas hierbas anuales se recomienda la Butralina y la Trifluralina. Contra dicotiledóneas anuales el Clortal Ester Dimetílico, Dinitramina y el Metobromuron. Contra dicotiledóneas y gramíneas el Propacloro. Contra gramíneas anuales el Cicloxidin, Dinitramina y el Trialato por ejemplo. Contra gramíneas vivaces el Cicloxidin y contra avena loca el Trialato.
Para judías en grano, contra malas hierbas anuales la Butralina, Etalfluralina, Pendimetalina y Trifluralina. Contra dicotiledóneas anuales la Dinitramina, Fomesafen y el Prosulfocarb. Contra dicotiledóneas la Betazona y el Propacloro. Contra gramíneas la Etalfluralina y el Propacloro. Contra gramíneas anuales el Cicloxidin, Dinitramina, Prosulfocarb y el Trialato. Contra ciperáceas la Bentazona. Contra gramíneas vivaces el Cicloxidin. Contra la avena loca el Trialato. Y contra el «tomatito» (Solanum nigrum) la Etalfluralina.
En cuanto al entutorado, este es una práctica imprescindible en la judía de enrame para permitir el crecimiento vertical y la formación de una pared de vegetación homogénea. En el caso de entutorado con hilos, consiste en su colocación, generalmente de polipropileno (rafia) que se sujeta por un extremo al tallo y por el otro a la estructura creada para tal fin. En este caso, la colocación de un tutor más entre cada par de plantas, aumenta la uniformidad de la masa foliar, mejorando la calidad y la producción.
Otra opción es la de utilización de mallas que se colocan a lo largo de las líneas de cultivo a modo de pared, pero presentan el inconveniente de su elevado coste, así como una mayor dificultad en las operaciones de recolección, ya que la movilidad de la planta se ve reducida. Y otra es la del encañado, utilizando cañas en vez de hilos.
Otra práctica utilizada es la del deshojado. Esta se realiza en tiempo seco en plantaciones de ciclo largo, hacia final de cultivo para prolongar el período de recolección. Consiste en la eliminación de las hojas más viejas para mejorar la calidad y cantidad de la producción, ya que disminuye el riesgo de enfermedades al mejorar la ventilación y facilitar el alcance de los tratamientos fitosanitarios.
La judía es muy exigente en riegos, tanto en frecuencia como en volumen. El primero debe de ser a los dos a cuatro días antes de sembrar para facilitar la siembra y la germinación de las semillas. El siguiente se aconseja ya después de la nascencia de las plantas.
Durante el primer estado de desarrollo conviene mantener el suelo con poca humedad, aumentándola poco antes de la floración y después de esta. Destacar que un exceso de humedad puede provocar clorosis y pérdida de cosecha, especialmente en suelos pesados.
Durante la fase de plántula, la humedad debe ser constante, evitando los encharcamientos, por lo que el riego previo a la siembra deberá ser suficiente para un período de unos 10 días.
Desde el comienzo hasta la floración el abonado debe ser bajo en nitrógeno, para evitar un excesivo crecimiento vegetativo en detrimento de la floración. Un equilibrio apropiado podría ser de 1-1,5-2,3. Hay que tener en cuenta que desde el inicio de la floración hasta el comienzo de la recolección, la planta es muy exigente y cualquier carencia, tanto de nutrientes como de agua, repercute negativamente en la floración y posterior producción.
Desde el comienzo de la recolección hasta el final del ciclo es importante un aumento de la fertilización nitrogenada y del agua, siendo oportuno un equilibrio de 1-0,8-1,5.
Los abonos pueden ser simples como el nitrato cálcico, nitrato potásico, nitrato amónico, fosfato mono potásico, fosfato mono amónico, sulfato potásico, sulfato magnésico, etc. mezclados en las proporciones adecuadas para obtener los equilibrios antes mencionados.
Destacar que la simbiosis con Rhizobium debería permitir el cultivo sin aporte de nitrógeno. Pero una reducida o mínima nodulación, aconseja un aporte básico de nitrógeno.
La recolección de la judía de verdeo es manual. En variedades de porte bajo, la recolección puede durar de 50 a 90 días y en judías de enrame de 65 a 95 días.
Plagas
- – Araña roja. Es muy común en los cultivos hortícolas. Se desarrolla en el envés de las hojas causando decoloraciones, punteaduras o manchas amarillentas. Un ataque avanzado produce desecación y defoliación. Le favorece las temperaturas elevadas y escasa humedad relativa.
Como control preventivo, la desinfección de estructuras y suelo previa a la plantación en parcelas con historial de araña roja, eliminación de malas hierbas y restos de cultivo y evitar los excesos de nitrógeno.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Acrinatrin, Bromopropilato, Fenbutaestan, Fenpiroximato, Flufenoxuron o Piridaben.
– Araña blanca. Aunque ataca principalmente al pimiento, también se ha detectado ocasionalmente en judía. En ataques avanzados se produce enanismo y una coloración verde intensa de las plantas. Se dispersa rápidamente en épocas calurosas y secas.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Abamectina, aceite de verano, Amitraz, azufre coloidal, Diazinon, Dicofol, Propargita, Tetradifon, etc.
– Mosca blanca. Los daños directos son el amarillamientos y debilitamiento de las plantas, ocasionados por larvas y adultos al alimentarse, absorbiendo la savia de las hojas. Como indirectos, la proliferación de negrilla sobre la melaza y transmisión de virosis.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Alfa Cipermetrin, aceite de verano, Flucitrinato, Buprofezin, Imidacloprid, Piridaben, etc.
– Pulgón. Forman colonias y se distribuyen en focos que se dispersan, principalmente en primavera y otoño, mediante las hembras aladas.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Acefato, aceite de verano, Alfa Cipermetrin, Cipermetrin, Flucitrinato, Imidacloprid, Permetrin, etc.
- – Trips. Los daños directos se producen por la alimentación de larvas y adultos, sobre todo en el envés de las hojas, dejando un aspecto plateado en los órganos afectados que luego se necrosan. Los indirectos son los que acusan mayor importancia y se debe a la transmisión del virus del bronceado del tomate (TSWV).
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de aceite de verano, Acrinatrin, Cipermetrin, Tau-fluvalinato, etc.
– Minadores de hoja. Las larvas ocasionan las típicas galerías.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de aceite de verano y Pirazofos.
– Orugas. Los daños son causados por las larvas al alimentarse, en la vegetación, en los frutos y en los tallos, según el tipo de oruga.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Acefato, Cipermetrin, Tau-fluvalinato, etc.
Enfermedades
- – Oídio. Los síntomas son manchas pulverulentas de color blanco en la superficie de las hojas e incluso en tallos y frutos en ataques muy fuertes. Las hojas y tallos atacados se vuelven de color amarillento y se secan.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de azufre coloidal, azufre micronizado, Bupirimato, Ciproconazol, Dinocap, Etirimol, Fenarimol, Hexaconazol, Imazalil, Miclobutanil, Penconazol, Pirazofos, Propiconazol, Quinometionato, Tetraconazol, Triadimefon, Triadimenol, Tridemorf, Triflumizol, Triforina, etc.
– Podredumbre gris. Enfermedad que ataca a un amplio número de especies vegetales. En frutos se produce una podredumbre blanda. Una temperatura baja y la humedad relativa alta favorecen su ataque.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Benomilo, Captan, Carbendazima, Clortalonil, Clozolinato, Diclofluanida, Folpet, Iprodiona, Metil-tiofanato, Pirimetanil, Procimidona, Propineb, Tebuconazol, Tiabendazol, Tiram, etc.
– Podredumbres de cuello y/o raíces. Enfermedades tanto en siembras como en trasplantes. La planta se colapsa y cae sobre la tierra y al observar el cuello se observa un estrangulamiento y podredumbre.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Benomilo, Captan, Clozolinato, Diclofluanida, Etridiazol, Flutolanil, Folpet, Iprodiona, Metil-tiofanato, Pencicuron, Pirimetanil Procimidona, Propineb, Quinosol, Tebuconazol, Tiabendazol, Tiram, etc.
– Rhizoctonia solana. En judía produce las podredumbres de raíces en plántulas, provocando la marchitez y muerte de éstas. Son más importantes los daños en variedades rastreras y cultivadas al aire libre.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Etridiazol, Flutolanil, Pencicuron…
– Fusarium solani. Los síntomas consisten en una podredumbre seca de la porción superior de la raíz pivotante y del cuello. El hongo se ve favorecido con suelos muy compactos, exceso de abono nitrogenado, siembras con bajas temperaturas y exceso de humedad en el suelo.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Folpet, Captan más Tiabendazol…
- – Roya común de la judía. Se manifiesta por manchas amarillentas en el haz de las hojas que se corresponden en el envés con manchas pardas. El ataque puede afectar también a las vainas.
Esta enfermedad suele ser más frecuente en el ciclo otoñal de cultivo.
Como control químico, tratamientos con materias activas a base de Tebuconazol, Propineb más Triadimefon…
El virus del mosaico amarillo de la judía (BYMV) y el virus del mosaico común de la judía (BCMV) pueden presentarse con frecuencia si la sanidad, principalmente en mosca blanca y pulgones no es la correcta. En caso de infección el único recurso es eliminar las plantas afectadas y destruirlas.
Caída de flores. Puede ser por cambios bruscos de temperatura, crecimiento vegetativo excesivo, bajada de la humedad relativa, estrés hídrico en el momento de la floración, exceso de temperatura, exceso de fertilización nitrogenada o tratamientos fitosanitarios que, sin llegar a ser fitotóxicos, dañen la flor.