El Romero

Flores de romero

El popular romero pertenece a la familia de las Labiadas y su nombre científico es el Rosmarinus officinalis. Se trata de una planta de porte arbustivo con numerosas ramificaciones y perenne, que puede alcanzar fácilmente hasta los 2 m. de altura, si bien en jardín no suele sobrepasar el metro.

Su tallo es leñoso, las hojas muy aromáticas son oscuras por el dorso y plateadas por el envés. Sus flores de no más 1,5 centímetros pueden ser de dos colores, de azul pálido o blancas. Estas nacen a mediados de verano sobre las uniones de sus hojas con el tallo. Sus flores son muy apreciadas por las abejas y como consecuencia, su “miel de romero”.

El romero es una planta indígena del mediterráneo y su floración se sitúa sobre la primavera, entre los meses de marzo a mayo.

Existen varias variedades en el mercado con notables diferencias entre sí, tanto de aspecto como de posibilidades de utilización. Así, las denominadas rústicas o de monte, poseen un porte muy desgarbado y suelen desarrollarse de forma tendida sobre el terreno. No suelen utilizarse ornamentalmente.

Romero colgante

En las variedades más ornamentales, en cambio, tenemos dos tipos claramente definidos, las de porte erecto que son las más comunes y crecen creando macizos compactos y voluminosos de gran vistosidad, y las de porte rastrero muy utilizadas últimamente en rocallas, borduras o en las áreas perimetrales en combinación con las anteriores.

Clemente Viven pone a la disposición de sus clientes, semillas de romero en sobres perfectamente identificados con una información base para su cultivo. Estos sobres se pueden encontrar tanto de forma individual en grandes expositores, conjuntamente con otras semillas de plantas ornamentales, aromáticas o culinarias, y en blister en el que se incluyen como colección junto con otras aromáticas y culinarias.

Su siembra se puede realizar durante todo el año, germinando según zonas cuando las condiciones de temperatura y humedad son las adecuadas. Estas son temperaturas que superan los 15ºC y una humedad constante durante todo el período de germinación. Se puede sembrar en el jardín directamente o en semilleros preparados para tal fin, siendo recomendable esta segunda opción.

Rosmarinus officinalis

Para preparar el semillero, se puede utilizar tanto un sustrato especial para semilleros como un sustrato universal, dada su rusticidad.

Una vez germinadas las semillas y alcanzado los cuatro a cinco centímetros de altura cada plantita, ya se puede trasplantar a macetas o a su lugar definitivo. Aunque siempre es recomendable pasar primero por unas pequeñas macetas con el fin de que las plantas alcancen mayor tamaño antes de ponerse en el jardín definitivamente. De esta forma, la respuesta de las planta será mucho mejor.

Ya en el jardín, el romero necesita de una exposición soleada y requiere de terrenos arcilloso-arenoso, rico en sustancias y frescos. De hecho, no es recomendable regar demasiado ya que su sistema radicular se puede ver seriamente dañado. Por lo tanto debemos tratarlo como planta muy rústica.

Sus cuidados son mínimos y en su plantación definitiva en el jardín, debe estar precedida por una planificación de cara a conseguir ornamentalmente los objetivos deseados.

Con el romero se pueden conseguir setos, borduras, grandes manchas e incluso puede formar parte de zonas destinadas a las aromáticas junto con otras plantas como por ejemplo las santoninas, lavandas, salvias, tomillos, etc. En tales casos, debemos combinar espacios y posiciones ya que el desarrollo posterior de cada grupo de aromáticas es distinto tanto en anchuras como en alturas.

Romero en grupo en el jardín

El romero, por lo general, se suele plantar en grupos, ya sea para crear manchas o líneas.

En el caso de posibles plagas y enfermedades, la verdad es que el romero carece prácticamente de problemas y por ello se aconseja no utilizar ningún tratamiento preventivo. Y menos cuando está en floración para evitar daños a las abejas, o cuando las utilizamos como planta para condimento o infusiones ya que sin quererlo, ingerimos parte de los productos aplicados.

Una práctica aplicada en el romero (y otras aromáticas), es la utilización del acolchado o mulching. Este consiste en extender en la base de las plantas cortezas de pino, grava, paja, mantillo, plástico negro, esterillas u otros materiales.

Sus beneficios son varios como por ejemplo el conservar la humedad del suelo, por lo que hay que regar menos. Esto, en climas secos en los que llueve poco, o para superar el verano, es muy importante. Evita el que salgan muy pocas malas hierbas. En el caso de los acolchados orgánicos, conforme se van descomponiendo, aportan humus y sustancias nutritivas al suelo. Son estéticamente muy decorativos.

Romero en la montaña en flor

Volviendo al romero como planta medicinal, entre sus usos más importantes, se encuentran el de la industria farmacéutica, como condimento y en algunas aplicaciones homeopáticas.

Como planta aromática y condimentaria, se utilizan tanto sus hojas como sus aceites esenciales obtenidos de ella, el Oleum Rosmarini ó aceite de romero.

El aceite esencial del romero contiene una sustancia muy similar al alcanfor, actuando como tonificante del sistema circulatorio y equilibrando el nervioso. El romero es eficaz en los estados anémicos crónicos y sobre todo para la hipotensión.

También es popular el té de romero y este se prepara de la siguiente forma: Se añade una cucharadita llena de hojas de romero en ¼ de litro de agua fría. Esta se calienta lentamente hasta que hierba, momento en el que se retira inmediatamente del fuego y se cuela. Una taza por la mañana o al mediodía resulta adecuada para los estados de agotamiento, especialmente para después de enfermedades infecciosas y gripe.