El producto final de la explotación de la pradera es la hierba, y es la que proporcionará la energía necesaria al animal para que la transforme en carne, leche, lana, etc. La relación hojas/tallos no depende solamente del estado vegetativo, sino también de la especie y variedad utilizada. De ahí que los trabajos de selección de nuevas variedades pratenses, se centren en obtener hierba de calidad y no solamente kilos de verde.
Cuando el agricultor-ganadero entienda que lo que produce es energía, sabrá como elegir aquellas especies, mezclas y variedades, que le optimicen una hierba rica en azúcares y proteínas, fácil de ensilar, y con gran valor nutritivo.
Si se ha decidido que la pradera a sembrar es para siega de un año, y se quiere que nos ofrezca mucha producción, que sea ideal para el ensilaje, con mucha materia seca… estamos hablando de la fórmula “Supersiega” de Clemente Viven.
Esta fórmula se adapta a un aprovechamiento invernal y dos primaveras. Sembrado a finales de agosto o primeros de septiembre, se puede dar un primer corte en otoño. Proporciona una hierba rápida, de gran calidad y con mayor facilidad de secado que los westerwoldicum puros. Produce muy pronto y da tiempo a sembrar variedades de maíz de ciclo más largo.
La dosis de siembra es de 35 Kg. por hectárea.